Introducción
Muchas veces hemos oído acerca de que hemos sido salvos por fe, que hemos sido justificados y que no importa que seamos gentiles y no judíos, somos igualmente salvos. Cuando queremos profundizar acerca de este tema, no podemos dejar de leer la carta que el apóstol Pablo escribió a los romanos. Es por eso que, en este estudio, se abordara el abordara el tema, buscando la base legal o jurídica, por la cual nos podemos sentir justificados por Dios, libres de toda condenación, aunque seamos merecedores del castigo por nuestros pecados, la muerte.
Es indiscutible que la Carta a los Romanos del apóstol Pablo es muy diferente a otra de sus cartas. Cuando Pablo escribió la carta a los “Romanos”, se estaba dirigiendo a una iglesia, en la que no había participado en su fundación, ni había tenido contacto personal con alguno de sus miembros. Esto explicaría la razón, de por qué en Romanos hay tan pocas alusiones a los problemas prácticos que abundan en las otras cartas escritas por el apóstol Pablo. Romanos, a primera vista, parece ser una carta mucho más impersonal, y es la que más se parece a un tratado teológico, por así decirlo.
Pablo, en casi todas las otras cartas, estaba escribiendo para: tratar algún problema inmediato, alguna situación apremiante, algún error que se estuviera cometiendo, de algún peligro amenazador a la iglesia que estuviera por suceder. Por eso, se puede concluir entonces, que Romanos es la carta del apóstol Pablo, que más se acerca a una exposición sistemática de la posición teológica que le fue dada, independientemente de cualquier problema o circunstancia que se estuviera dando en la iglesia en Roma.
El Tema de la carta a los Romanos: 1:16-17
"Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios
para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe,
como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá."
En los primeros quince versículos del primer capítulo de la carta a los Romanos, el apóstol Pablo, se ha presentado, ha dado saludos como una gran introducción de esta carta, como tratando de atraer la atención a los destinatarios de su carta, pero no es hasta estos dos versículos 16 y 17, que ahora Pablo enuncia el tema de esta preciosa carta.
En esta pequeña porción, de más que dos versículos, contienen la quintaesencia del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
Las dos doctrinas principales que se pueden encontrar en esta carta a los Romanos, se presentan en estos dos versículos 16 y 17 del capítulo 1. Es como que estos dos versículos fueran “el tema”, y el resto de la carta “el sermón” (la explicación o prueba del tema). Estas dos doctrinas principales son:
A. La salvación solamente por la fe (La justificación por fe).
B. La salvación a todos los hombres, sin excepción.
A. La salvación solamente por la fe
El evangelio revela la “justicia de Dios”, la cual le es dada a todo aquel que cree en Jesucristo. El pecador obtiene esta justicia “por medio de la fe”, y no por guardar ninguna ley, ni por otra clase de obra alguna.
En la carta a los romanos, Pablo hace referencia a la justicia de Dios, ocho veces. Tres veces hace referencia a la justicia de Dios como atributos de El (Rom. 3:5, 25,26), y cinco veces, se refiere a la justicia que Dios “da” o “imputa” a todos aquellos que creen en su hijo (Rom: 1:17; 3:21,22; 10:3). Esta justicia otorgada por Dios es sin las obras de la ley (Rom. 3:28:4:1-8,23-25), no es de nosotros (Fil: 3:9), es un regalo de Dios (Rom. 5:17), y es recibida por la fe (Rom. 1:17; 9:30; 10:4; Gal. 2:15-21).
Es solo por la fe, que el injusto recibe la justicia perfecta de Dios, o sea, que se le otorga “La justicia de Dios”, y es en esta base, de la justicia, que le es dada o imputada, en la que descansa su justificación ante Dios, o dicho en otras palabras, que es puesto en buena relación con Dios y, recibe la justificación por la cual es declarado libre de culpa y de condenación.
Pero, que es justificación?
El significado bíblico de justificar, es declarar, aceptar y tratar al hombre como si fuera justo. Entonces, la Justificación, se podría decir, que es una “sentencia legal” o “declaración divina”, por medio de la cual, Dios considera al hombre libre de toda falta o culpabilidad y acepto a sus ojos. Como que el hombre es declarado haber cumplido con todos los requerimientos o requisitos legales necesarios para quedar en libertad, como si, por un lado, no fuera responsable penalmente, y por otro, merecedor de todos los privilegios debidos a todos aquellos que han guardado la ley.
En términos legales justificación, denota un acto judicial de la administración de justicia, declarando en este caso, un veredicto de absolución, y, por lo tanto, excluyendo toda posibilidad de condenación al acusado. Entonces, la justificación, en este sentido, establece la situación legal de la persona justificada.
Tratando de resumir, el hombre por naturaleza, es culpable de pecado, por lo tanto, falto de justicia en el más mínimo grado, y por ello, condenado a muerte. Por tanto, solo los hombres que llegan a tener la justicia perfecta de Dios, la cual le es dada o imputada, son justificados y libres de toda condenación.
Ahora bien, cual es el significado de Imputación?
Según el diccionario, Imputar, significa contar, acreditar, atribuir, etc., por lo que, podemos decir que imputar algo a una persona, sería como, poner ese algo a su cuenta, o contárselo entre las cosas que le pertenecen. Dicho de otro modo, si a alguna persona se le imputa algo, este algo pasa a ser legalmente suyo, le es contado como de su posesión.
Por otro lado, al referirnos al significado de imputar, debemos también tomar en cuenta que no importa quién es el que imputa tal cosa a alguna persona (hombre o Dios mismo), que no importa qué es imputado, si es una acción buena para recompensa, o una mala para castigo, y finalmente, no importa si lo imputado es algo que nos pertenecía antes de la imputación, como podemos ver cuando Pablo le pide a Filemón que una deuda que no era suya, le sea cargada a su cuenta (Filemón vers. 18). En todos estos casos entonces, la acción de imputar es simplemente cargarle algo a alguien, lo cual no cambia a nadie su naturaleza, solamente afecta su posición legal.
Entonces, cuando Dios decide “imputar pecado” a alguien, significa que Dios considera a esta persona como pecador y en consecuencia, es declarado culpable y merecedor de castigo. Del mismo modo, la no imputación de pecado, significaría simplemente, no cargar de pecado a esta persona, liberándola de cualquier castigo (Salmo 32:2).
Por último, de esta misma forma, cuando Dios decide “imputar justicia” a una persona, el significado es que Dios, judicialmente declara a tal persona como justo y merecedor de todas las recompensas a que toda persona justa es merecedora (Rom. 4:6-11).
La BASE de la Justificación.
Podemos decir entonces, por lo anteriormente expuesto, que la base de la justificación es: “La doble imputación de pecado y justicia, para Cristo y creyente”.
Primeramente, los pecados del creyente fueron imputados a Cristo, por eso Él sufrió y murió en la cruz (I Pedro 2:24; II Corintios 5:21). Cristo fue hecho legalmente responsable de los pecados del creyente, cumpliendo las demandas de la justicia, con lo cual, liberándole para siempre de la condena a la cual había sido castigado, la muerte.
Pero debemos de tener muy presente que, cuando los pecados del creyente le fueron imputados a Cristo, esta imputación no hizo a Cristo pecador, o mucho menos contamino su naturaleza, ni tampoco, en ningún modo, afecto su carácter. Dicho acto, sólo convirtió a Cristo en el responsable legal de tales pecados, ya que la imputación, como ya dijimos, no cambia a nadie su naturaleza, solamente afecta la posición legal de la persona.
En segundo lugar, la justicia de Cristo le es imputada al creyente. Recordemos que Cristo vivió una vida perfecta, guardando completamente la ley de Dios. Esta justicia personal de Cristo, le es entonces imputada al hombre pecador, que no es justo, al momento en que cree en Él. La justicia de Cristo le es dada al creyente, y Dios lo ve como si él mismo hubiera hecho todo lo bueno y justo que Cristo hizo. La obediencia de Cristo, sus méritos, su justicia personal, le es imputada, dada, al creyente.
Pero también demos de tomar en cuenta, que aunque al creyente le es otorgada la justicia de Cristo, en ningún modo cambia la naturaleza pecaminosa de dicho creyente, así como tampoco la imputación de pecado a Cristo, cambio su naturaleza divina. Al creyente solamente se ve afectada su posición legal ante Dios. El creyente seguirá siendo un pecador durante el tiempo que viva en este mundo.
continuara…
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