sábado, 15 de diciembre de 2007

Ser Conscientes de Dios. II Parte

Continuando con el tema anterior, hablaba de un segundo aspecto que debemos de tomar en cuenta en la revelación que Dios hace de sí mismo, validándose de la creación hecha por el, que nosotros le llamamos naturaleza. A este segundo aspecto le podríamos llamarle una revelación interior o, al menos, la capacidad interior de sentirla o recibirla. Acá vuelvo a mencionar que ninguna persona en su estado natural ha llegado realmente a conocer a Dios en el sentido bíblico más cabal, pero, todas las personas tienen la capacidad de recibir la revelación natural. Pablo se refiere a esta capacidad cuando dice que "lo que de Dios se conoce les es manifiesto" (Rom. 1:19).

Veamos un ejemplo sencillo. Supongamos que venimos manejando por una calle y vemos una señalización que dice: "Desvío girar a la izquierda". Pero ignoramos esa advertencia y continuamos conduciendo de frente y no hacemos el desvío a la izquierda. Pero para nuestra mala suerte, hay un oficial de policía cerca que nos hace el alto y nos impone una multa. ¿Qué excusa podríamos tener? Podríamos decir que no vimos la señalización. Pero no hará ninguna diferencia, por que, mientras estemos conduciendo el automóvil la responsabilidad de ver las señales de tránsito y obedecerlas les nuestra. Aun más, seremos responsables si, por haber ignorado tal señalización, nos caemos por un barranco destruyéndonos a nosotros y a nuestros pasajeros.

Pablo nos está diciendo, primero, que hay una señalización. Es la revelación de Dios en la naturaleza. Segundo, podemos “verla”. Si elegimos ignorar la señalización, y arriesgarnos a un desastre, la responsabilidad será solo nuestra. El juicio de Dios (como el del oficial de policía, al imponer la multa) se debe a que siendo conscientes de Dios nos negamos a reconocerle como Dios, y no, a que no le hayamos podido conocerle. Pablo mismo escribe: "de modo que no tienen excusa; pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios" (Ro. 1:20-21).

Este párrafo que Pablo escribe, no está diciendo que la señalización está ahí pero que está oculta, que sólo la podremos ver si miramos detenidamente con un microscopio, como si fuéramos unos científicos. Pablo está diciendo que la señalización es bien clara. Es como un anuncio publicitario. No hay nadie, no importa lo tonto o insignificante que sea, que pueda tener como excusa no haberla visto. Hay suficiente evidencia de Dios en una flor de forma tal que tanto un niño como un científico pueden ser conducidos hacia Dios. Hay suficiente evidencia en un árbol, un río, un grano de arena, una huella dactilar, para hacernos glorificar a Dios y agradecerle por revelarse a nosotros. Este es el camino del conocimiento de Dios, pero lamentablemente las personas no lo tomarán. Pondrán a la naturaleza o a partes de la naturaleza en lugar de Dios y se encontrarán con sus corazones entenebrecidos, duros y necios.

Juan Calvino llega a esta conclusión: "Pero aunque no tenemos la posibilidad natural de alcanzar el conocimiento puro y claro de Dios, no tenemos excusa, ya que la torpeza es nuestra culpa. Y tampoco podemos pretender ser ignorantes sin que nuestra conciencia nos acuse de bajeza e ingratitud".

Cuando Calvino habla de la bajeza y la ingratitud del hombre, nos trae al segundo punto que expuse en el argumento de Pablo a los romanos, el hecho de que todos hemos rechazado a Dios a pesar de la revelación que Dios hace de sí mismo en la naturaleza. Sin embargo, cuando Pablo desarrolla este punto en Romanos (vs. 18), también nos da la razón y el porque de nuestro rechazo, y esta se encuentra en la frase "que detienen con injusticia la verdad".

Acá quiero ir al griego original en que esta escrita esta carta, para explicar la palabra traducida "detienen", que en griego es "katechein", y que significa "sostener", "sujetar", "mantener", "coger", "contener", "restringir", "reprimir". El término entonces, en un sentido positivo se utilizaba para significar estar sujetos a algo que es bueno. Pablo nos habla en otra de sus cartas de "estar asidos a la palabra de vida" (Fil. 2:16), y en un sentido negativo, esta palabra se utilizaba para significar cuando equivocadamente se restringe o impide algo. Es así como en las nuevas traducciones de la Biblia, este párrafo de Romanos 1:18 lo traducen como lo que "detienen la verdad con su maldad" (NIV), "detienen la verdad con injusticia" (NASB), y "mantienen la verdad encarcelada en su maldad" (JB).

En otras palabras, el ser humano está "enterrando” la verdad, por lo que entonces, esta es la naturaleza del problema, y la ira de Dios se revela desde los cielos contra los seres humanos, no porque simplemente o por descuido, no se han dado cuenta de la verdad, sino, más bien, porque en lo profundo de sus corazones, con maldad y deliberadamente, han reprimido lo que sabían o han aprendido sobre Dios.

Toda persona tiene el conocimiento suficiente para volverse de su forma de vida hacia Dios y así, por lo menos, comenzar a buscarle. Pero este conocimiento, en vez de aceptarlo, ha sido rechazado o reprimido, deteniendo la verdad, ya que amenaza con demoler el punto de vista y/o estilo de vida de la persona.

¿Por qué hacemos esto?

Si es cierto que, como he señalado anteriormente, el conocimiento de Dios obra siempre para nuestro beneficio, y si, como acabamos de decir, el principio de dicho conocimiento ya se halla presente en nosotros, entonces, sigo con mas preguntas, ¿Por qué lo reprimimos? ¿No tendríamos que recibir esta verdad con los brazos abiertos e intentar tomar más de ella? ¿Acaso las personas son simplemente irracionales en este asunto? ¿O será que el argumento de Pablo es erróneo?

Yo realmente creo que Pablo no está equivocado. Los hombres y las mujeres detienen la verdad, y pienso que el motivo por el cual lo hacen eso, es porque esta en su “naturaleza” rechazar a Dios, no les gusta la verdad sobre Dios, no les gusta el Dios a quien esa verdad los conduce.

Notemos que Pablo comienza estos versículos de Romanos diciendo que la ira de Dios se revela desde el cielo contra "toda impiedad e injusticia de los hombres".

La impiedad tiene varios significados. En esta ocasión no significa que los seres humanos no son como Dios (si bien esto es cierto), sino que además están en un estado de oposición a la naturaleza divina de Dios. Dios es soberano, pero a las personas no les gusta su soberanía. No desean reconocer que hay uno que con rectitud los gobierna. Realmente a nadie le gusta que le gobiernen. Dios es santo, pero a los hombres y las mujeres no les gusta su santidad. Su santidad pone nuestros pecados sobre la mesa. No nos gusta un Dios que ve hasta en lo más recóndito de nuestros corazones y que nos conoce íntimamente. Casi todo lo que puede ser conocido sobre Dios le resulta, de algún modo u otro, repulsivo al hombre natural. Entonces reprime la evidencia que lo podría conducir en la dirección del verdadero conocimiento de Dios.

Y con la segunda palabra que es "injusticia", solo puedo decir que al hombre natural todo lo que sea de Dios le resulta repugnante, pero el motivo sustancial de esta repugnancia es la justicia divina. El hombre y la mujer, no son justos ni son rectos, y están conformes con su falta de justicia y rectitud. En consecuencia, no desean conocer a un Dios que les demandaría imposiciones morales. Conocer a Dios requeriría entonces un cambio en esa forma de ser, en otras palabras, el rechazo a conocer a Dios se basa en causas morales y no intelectuales.

Bueno, hemos llegado a esta altura a la fuente del problema humano. Los hombres y las mujeres han rechazado el conocimiento de Dios. Pero les resulta imposible detenerse ahí. Han rechazado a Dios; pero todavía son criaturas divinas y en su carácter intelectual y moral tienen necesidad de Dios (o de algo que se le asemeje). Al ser reacias a conocer al verdadero Dios y al no poder vivir sin él, porque muy dentro de ellos hay un vacío, algo les hace falta, y como no encuentran como llenar ese vació, se inventan dioses sustitutos para ocupar su lugar. Estos dioses pueden ser por ejemplo, las leyes científicas sofisticadas de nuestro tiempo, los dioses y las diosas del mundo antiguo, griego, romano, etc., o las imágenes bestiales y depravadas del paganismo, o cualquier otra cosa que se les ocurra.

Lo irónico de todo esto es que, los hombres y las mujeres no desean aceptar a Dios, y sin embargo, necesitan algo que ocupe el lugar de Dios.

Podríamos decir entonces, que el proceso de este rechazo del hombre y de la mujer hacia Dios, es un proceso de tres etapas, bien conocido por los psicólogos contemporáneos (que me corrijan los que son psicólogos si me equivoco): el trauma, la represión y la sustitución.
Este rechazo del ser humano a conocer el Dios verdadero choca contra el y lo lastima. Es traumático. Como consecuencia, reprimime lo que sabe de Dios. Pero, este conocimiento de Dios, aunque reprimido, no puede ser destruido, permanece intacto, aunque profundamente enterrado en el subconsciente, su ausencia es sentida, y el Dios verdadero es sustituido por "lo que no es Dios".

Finalmente, llegamos así a la primera afirmación de Pablo, habiendo tomado los tres puntos principales de la porción en el sentido inverso: la ira de Dios se revela contra los seres humanos porque han reprimido lo que comprendían del conocimiento de Dios.

Algunas personas no se sienten cómodas con la enseñanza de que el Dios del universo manifieste ira. Entienden que Dios es un Dios de amor, como sin duda lo es, y eso si lo aceptan, pero no pueden comprender cómo Dios puede poseer ambas características, eso no lo aceptan. En este punto, o no comprenden, o no conocen a Dios. Si realmente conocieran a Dios, sabrían que si El no manifestara ira contra el pecado, fuera un Dios deforme o mutilado, como que le faltara algo, pero realmente a Dios no le falta nada, El es perfecto en su amor, eso es una gran verdad.

Pero Dios también es perfecto en su ira, como Pablo bien nos dice en Romanos, "se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres". De cualquier forma lógica de presentar esta doctrina o enseñanza, la ira de Dios es la primer verdad que debemos aprender sobre él. ¿Por qué no comenzó Pablo diciéndonos que el amor de Dios se revela desde el cielo? No lo hizo porque Dios no sea amor, porque sí lo es, como Pablo nos demuestra en esta carta a los romanos y en otras cartas incluidas en la Biblia. Lo hace para que reconozcamos nuestra profunda necesidad espiritual y que estemos preparados para recibir el conocimiento de Dios a través de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, porque sólo así podremos recibirlo. Cuando los hombres y las mujeres se acercan a Dios jactándose de su supuesto conocimiento espiritual, Dios los declara ignorantes. Si se acercan a Dios jactándose de sus propios logros, Dios no les toma en cuenta eso y no los recibe. Pero si, con humildad, reconocen que han rechazado lo que Dios con claridad reveló en la naturaleza, que no tienen excusa, que la ira de Dios justamente está suspendida sobre ellos, entonces Dios obrará en sus vidas. Les mostrará que ya abrió un camino para que la ira de Dios no caiga sobre ellos, que Jesús lo tomó, y que ahora el camino está libre para que crezcan en el amor y el conocimiento de Dios que es la salvación.


Espero que este tema sea de beneficio para sus vidas, como ha sido para la mía. Continuaré la próxima semana con otro tema, siempre encadenado a esto que estamos viendo, y no se olviden de enviarme sus comentarios o escribirlos en este espacio, que serán bienvenidos.


Que Dios les bendiga siempre.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Ser Conscientes de Dios

Quiero empezar este nuevo tema con las palabras que escribió el gran teólogo Juan Calvino en su libro Institución de la Religión Cristiana, que dicen: "Casi toda la sabiduría que poseemos, es decir, la sabiduría que es verdadera y confiable, puede reducirse a dos cosas: el conocimiento de Dios y de nosotros mismos."

Esta palabras resumen en buena manera a lo que he escrito en los dos anteriores temas, pero, como siempre hay un pero, también me introducen un nuevo problema o más bien otras dudas, muchas dudas mas.

Si es cierto o afirmamos que la sabiduría consiste en "el conocimiento de Dios y de nosotros mismos", entonces; ¿Quién tiene dicho conocimiento? ¿Quién puede verdaderamente conocer a Dios y conocerse a sí mismo?"

Si somos sinceros, debemos admitir, que la única respuesta posible es: "Nadie".
Realmente creo que, nadie puede conocer verdaderamente a Dios, y, también diría que nosotros tampoco podemos conocernos a nosotros mismos en forma adecuada, por el simple hecho de que no hemos conocido a Dios en primer lugar. Pero, de nuevo otras preguntas; ¿Por qué no conocemos a Dios? ¿No es posible llegar a conocerle?, ¿Acaso es su culpa, o la nuestra?

Naturalmente, nos resultaría más fácil culparlo a él, pero, si esta es la respuesta a las preguntas, en donde queda lo de que Dios puede hacer cualquier cosa?, pero por el otro lado, si la culpa es de nosotros (o, podríamos preferir decir, si la culpa está en la naturaleza de las cosas), entonces no hay nada que pueda hacerse, no podríamos llegar al conocimiento de Dios y de nosotros.

Para tratar de resolver este problema, yo les preguntaría, en donde podemos buscar algo que nos interesa conocer, en un lugar en donde haya luz o en un lugar que esta a oscuras. Donde sería más fácil hallar lo que buscamos. Indudablemente la respuesta es: "En donde hay luz".

Entonces, si lo que deseamos es llegar a conocer a Dios, debemos de buscarlo en el lugar que tenga la suficiente luz para poder encontrarlo, y ese lugar es ni mas ni menos que “LA BIBLIA”, es el único lugar con suficiente luz para encontrar a Dios y en ella encontramos que el problema de no conocerle, no es culpa de el sino nuestra, aunque nos parezca no muy grato esta afirmación.

Por lo tanto, el problema tiene solución!!. Tiene solución por que Dios ha tomado la iniciativa de revelarse o darse a conocer a nosotros, por medio de su palabra escrita, La Biblia, y así proveernos con la llave que nos faltaba.

Ahora bien, debemos tomar en cuenta, otro problema, aunque este resulte extraño, que es, el que, la persona que no conoce a Dios, en un cierto sentido, pero igualmente válido, le conoce pero reprime ese conocimiento. Acá debemos ver la diferencia entre "ser conscientes" de Dios y verdaderamente "conocer a Dios". Conocer a Dios significa tomar conciencia de nuestra profunda necesidad espiritual y de cómo Dios puede suplir dicha necesidad, para luego confiar en Dios y adorarlo. Ser conscientes de Dios sería sólo saber que Dios existe y que merece ser obedecido y adorado.

La mayoría de los hombres y las mujeres no conocen, ni obedecen, ni adoran a Dios en forma natural. Sin embargo, son conscientes de Dios.

Esto nos lleva a una de las afirmaciones más importantes que han sido registradas para beneficio de todos nosotros, la cual se encuentra en La Biblia, en la carta del apóstol Pablo a la iglesia recién establecida en Roma, alrededor de los años 56 y 57 d.C., y esta dice así:

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible, en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.” (Rom. 1:18-23)

En este párrafo de la carta de Pablo a los Romanos, se pueden ver muchos aspectos e ideas, pero yo quisiera que podamos ver tres ideas fundamentales, que son estas:

  • Primero, la ira de Dios se despliega contra el hombre natural.
  • Segundo, el hombre ha rechazado a Dios deliberadamente.
  • Tercero, este rechazo ha tenido lugar a pesar de la conciencia que de Dios posee toda persona naturalmente.

Siguiendo con el tema, entonces, tomando la tercera idea, de la conciencia de Dios que toda persona posee naturalmente, podemos ver que, aunque nadie conoce a Dios naturalmente, nuestro fracaso en conocer a Dios no es culpa de Dios, sino que nuestra, ya que Él se ha revelado a sí mismo en dos aspectos, y todos tenemos la oportunidad de poder verlos.

El primer aspecto es la revelación de Dios en la naturaleza. Pablo dice que todo lo que el hombre natural puede conocer sobre Dios ha sido revelado en la naturaleza. Por supuesto, que este conocimiento es un poco limitado y talvez costará un poco ver a Dios en la naturaleza, pero aunque dicho conocimiento resultare limitado a algunos, es suficiente para que nadie pueda usarlo como excusa, como bien dice Pablo, y no seguir de ahí en adelante buscando a Dios en su plenitud.

En un lenguaje contemporáneo, la frases "eterno poder" puede entenderse cómo la palabra “supremacía”, y "deidad" podría ser sustituida por “ser”, por lo cual, podemos entender que Pablo nos está diciendo que la evidencia proporcionada por la naturaleza acerca de un “Ser Supremo” es amplia y enteramente convincente. Dios existe, y los seres humanos lo saben. Quien no ha estado en lugar apartado del bullicio y luces de la ciudad, ya sea un campo que da a una vista de montañas, lago, volcanes, etc., y no tiene esa sensación de algo o alguien muy poderoso tuvo que haber hecho eso.

Entonces, cuando los hombres y las mujeres se niegan a reconocer y adorar a Dios, de acuerdo a esta evidencia, la culpa no está en la falta de dicha evidencia sino en su determinación irracional de no conocerle o no verle.

En el Antiguo Testamento, encontramos en el Salmo 19:1-4, otra clara evidencia de la revelación de Dios en la naturaleza, cuando leemos:

"Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras"

El asunto es que la evidencia de la revelación de Dios en la naturaleza es suficiente para convencer a cualquiera de la existencia y el poder de Dios, eso si y solo si, la persona la acepta.

Bueno, en el próximo escrito seguiré con el segundo aspecto.

Que Dios los bendiga a todos.

lunes, 22 de octubre de 2007

Conociendo a Dios. II Parte

Siguiendo con el tema inical de “Conociendo a Dios”, alguien podría decir que todo esto suena complicado o difícil o querer tener una buena razón por la que debieran interesarse en este tema. Razones u objeciones razonables y valederas, diría yo.
Pero como contestar o tratar de una buena razon para que alguien se interese en conocer mas de Dios? A esto yo no creo pueda hacerse con una solo respuesta ya que hay varias, si no muchas respuestas y razones, de las cuales yo presento estas:

Primero, diríamos que, el conocimiento de Dios es importante, porque sólo a través del conocimiento de Dios una persona puede acceder a lo que la Biblia denomina la vida eterna. Jesús señaló esto cuando orando dijo: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Jn. 17:3).
Esta razón de repente que no sería lo suficientemente importante para alguien desee conocer a Dios a como de lugar. Pero esto se debe a que, la persona, que La Biblia llama “hombre natural”, aún no conoce de Dios y sus propósitos eternos para el y nosotros, y no puede comprender esto de tener vida eterna.
Para poner un ejemplo, esto sería como una persona que dice que no le gusta la música clásica. Que no la pueda apreciar, no le quita ningún mérito a la música clásica; sólo nos indica que esa persona no tiene un buen sentido de apreciación. Del mismo modo aquel que no aprecia el don de vida que Dios da a los que le conocen, nos indica que no tienen la capacidad de comprender o valorar lo que no tienen.
La Biblia nos dice: "el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente" (1 Co. 2:14).
Puede ser de ayuda decirle a esa persona que la promesa de vida eterna es también la promesa de poder vivir plenamente como un auténtico ser humano. Esto es cierto, pero también es cierto que la vida eterna es más que esto. Significa “nacer de nuevo”, no sólo en el sentido nuevo acá en la tierra, sino también en un sentido eterno. Es lo que Jesús quiso decir cuando dijo: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá; y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente" (Jn. 11:25-26).

En segundo lugar, el conocimiento de Dios es importante porque, como ya lo señale en el primer escrito, implica un conocimiento de nosotros mismos. Hoy en día vivimos el presente de la psiquiatría y la psicología. Los hombres y las mujeres gastan miles, y porque no decirlo millones de dinero para conocerse a sí mismos, para comprender sus problemas o locuras. No digo que no tengamos necesidad de la psicología, pero sigo creyendo que esto por sí solo no es suficiente si no lleva a los individuos a un conocimiento de Dios contra el cual medir su propia valía y sus limitaciones.
Por un lado, el conocimiento que podemos tener de nosotros mismos mediante el conocimiento de Dios implicará comprender que tenemos que ser humildes, ya que no somos Dios, no nos parecemos a él; El es santo; nosotros no somos santos. El es bondad; nosotros no somos bondad. El es sabio; nosotros somos necios. El es poderoso; nosotros somos débiles. El está lleno de amor y de gracia; nosotros estamos llenos de odio y de egoísmo.
Por lo tanto, conocer a Dios es vernos como se vio el profeta Isaías cuando dijo: "¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio del pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos" (Is. 6:5). 0 como Simón Pedro cuando dijo: "Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador" (Lc. 5:8).
Por otro lado, el conocimiento que tenemos de nosotros mismos mediante el conocimiento de Dios nos reafirma y nos satisface. Porque a pesar de lo que nos henos convertido, todavía somos criaturas de Dios y él nos ama. No existe una dignidad más alta que haya sido otorgada al hombre y a la mujer que la dignidad que la Biblia les otorga.

En tercer lugar, el conocimiento de Dios también nos brinda un conocimiento del mundo: lo bueno y lo malo que hay en él, su pasado y su futuro, su propósito y el juicio venidero que hay sobre él. En otras palabras, si el conocimiento de Dios nos da un conocimiento de nosotros mismos, lógicamente debe darnos también un conocimiento del mundo; ya que el mundo está conformado en gran parte por los individuos que lo componen. Por otro lado, el mundo tiene una relación especial con Dios, tanto con respecto a su pecado y rebeldía como a su valor como vehículo para los propósitos divinos. Es un lugar confuso hasta que conocemos al Dios que lo creó, y aprendemos por qué lo creó y qué es lo que le sucederá.

En cuarto lugar, el conocimiento de Dios es importante porque es el único camino para la santidad personal. Pero, arriba escribo que Dios es santo, y nosotros no somos santos. Será que me estoy contradiciendo? No, realmente Dios quiere que seamos santos como El es santo, y este propósito es un proceso que tenemos de toda la vida, cuando le llegamos a conocer a El, aunque sepamos que nunca llegaremos a ser santos como El lo es (al menos en esta tierra). Este propósito es algo que el hombre natural no desea. Pero, de todos modos, es un propósito muy importante si queremos tener la vida eterna. Nuestros problemas derivan no del hecho que somos ignorantes de Dios sino del hecho que somos pecaminosos. No queremos el bien. A veces lo odiamos, aun cuando el bien obra en nuestro beneficio. El conocimiento de Dios conduce a la santidad. Conocer a Dios tal como es, es amarlo como es y desear ser como El es.
Teniendo en cuenta lo anterior, se puede entender el mensaje que Jeremías, el antiguo profeta de Israel, cuando escribió: "No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová" (Jer. 9:23-24). Jeremías también escribió acerca de un día en el que aquellos que no conocen a Dios llegarían a conocerle. "Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado" (Jer. 31:34)

Por último, en quinto lugar, debemos saber el conocimiento de Dios es importante en el sentido que es sólo mediante el conocimiento de Dios, que la iglesia y aquellos que la componen pueden llegar a tener poder. Nosotros como bien sabemos, somos débiles, pero como bien escribió Daniel, otro antiguo profeta de Israel: "el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará" (Dn. 11:32).
¿Por qué la iglesia es débil? ¿Por qué las personas cristianas son débiles? ¿Por qué no hay muchos cristianos poderosos? Podemos encontrar la causa de esto, en la ausencia de un conocimiento espiritual serio del Dios que se predica. Es porque han permitido que sus mentes se conformen al "espíritu de la época", con su pensamiento mecanicista, conformista y ajeno a Dios. Se han olvidado cómo es Dios y lo que ha prometido a aquellos que confían en él.

Si le pedimos al cristiano promedio que hable de Dios, después de las primeras respuestas, veremos que su dios es un pequeño dios de sentimientos vacilantes. Es un dios que le gustaría salvar al mundo, pero que no puede. Que le gustaría evitar la maldad, pero de alguna manera, tampoco puede, eso está fuera de su poder. Lo ve como que está en una especie de retiro, dispuesto a dar buenos consejos como un abuelo cariñoso, pero que la mayor parte del tiempo ha dejado que sus hijos se las arreglen por sí solos en un medio ambiente peligroso.
Este dios, no es el Dios de la Biblia. Aquellos que conocen al Dios de La Biblia, perciben el error en esta clase de pensamientos y de conformidad. El Dios de la Biblia no es débil; es poderoso. ¡Es todopoderoso! Nada ocurre sin su permiso o fuera de sus propósitos ni siquiera la maldad. No hay nada que lo perturbe o que no pueda comprender. Sus propósitos siempre son logrados. Por lo tanto, aquellos que le conocen verdaderamente actúan con firmeza, en la seguridad de que Dios está con ellos para cumplir su propósito en sus vidas.

¿Quieren un ejemplo?, hay muchos ejemplos en la Biblia, pero no hay ejemplo mejor que el de Daniel. Daniel y sus amigos eran hombres temerosos de Dios en la época hostil que les tocó vivir, la antigua Babilonia. Eran esclavos. Servían en la corte. Pero las dificultades comenzaron cuando se negaron a obedecer las órdenes que fueran contrarias a las del Dios verdadero a quien conocían y adoraban. Cuando Nabucodonosor rey de Babilonia, obligó a todos a adorarle y postrarse delante de la estatua que él había levantado, Daniel y sus amigos se negaron. Y, cuando durante treinta días se abolieron las oraciones a cualquiera que no fuera el rey Darío, Daniel siguió haciendo como había hecho hasta entonces: oraba a Dios tres veces al día frente a su ventana.
¿Qué les pasaba a estos hombres? ¿No sabían prever cuáles serían las consecuencias? ¿Creían que su desacato sería pasado por alto? De ningún modo. Conocían las consecuencias, pero también conocían a Dios. Podían ser poderosos, confiando en que Dios haría con ellos su voluntad, la salvación o la destrucción en el foso de los leones o en el horno de fuego ardiendo. Estos hombres dijeron: "He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado" (Dn. 3:17-18).
Y el Dios de Daniel y sus amigos que habla La Biblia, libro a estos hombres de sus enemigos con gran poder, poder que solo El como único Dios poderoso lo pudo hacer, y lo sigue haciendo hoy en día, con aquellos que le conocen o quieren llegar a conocerle, como lo hizo con Daniel y muchos otros mas.

Un dios débil no puede producir hombres poderosos, ni tampoco merece ser adorado.

Un Dios poderoso, como el Dios de la Biblia, es una fuente de poder para aquellos que le conocen y le temen, por lo cual, El si merece ser adorado.

Creo que estas razones son suficientes para que cualquiera quiera conocer mas de Dios.

¿Ustedes que creen?

miércoles, 17 de octubre de 2007

Conociendo a Dios

El tiempo que actualmente estamos viviendo, es un tiempo de grandes avances tecnológicos, científicos, filosóficos, etc., que podríamos decir que hoy sabemos mas que en otro período de la historia. Pero dentro de todo este conocimiento, que tanto conocemos nosotros a Dios, será que ya es un tema gastado, que lo que conocemos de El, es suficiente, o que no es tan importante ya saber mas de El.

Hay un pasaje en la Biblia, en donde encuentro un conversación entre un hombre sofisticado y educado, llamado Nicodemo, y un joven rabí, Jesús de Nazaret, la cual es relevante a lo que estoy tratando. El Pasaje se encuentra en el Evangelio Según San Juan, capítulo 3 y versículos 1 al 12: http://www.biblija.net/biblija.cgi?biblia=biblia&m=Jn+3%3A1-15&id22=1&pos=0&set=3&l=es

Nicodemo era un persona con conocimientos bastante amplios, pero los comentarios de Nicodemo a las respuestas de Jesús, demuestran al menos un reconocimiento implícito de su falta de conocimiento sobre los temas importantes, ya que comenzó a realizar preguntas: "¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Cómo puede hacerse esto?" (vs. 4, 9). Jesús le enseñó que el verdadero conocimiento comienza con el conocimiento espiritual, el conocimiento de Dios, y que éste se encuentra en la revelación que Dios hace de sí en la Biblia y en la propia vida y obra de Jesús, en la obra del Salvador.

El conocimiento, dudas, problemas y frustraciones que Nicodemo tuvo que enfrentar hace casi dos mil años también están presentes en nuestro días. Nicodemo poseía el conocimiento, pero no tenía la clave para unir todo ese conocimiento sobre Dios. Del mismo modo, hoy sabemos mucho, sin embargo, el tipo de conocimiento que integre toda esta información, que consiguientemente le dará significado a la vida, está extrañamente ausente o no queremos verla.

Creo que la razón del problema puede verse al examinar los dos casi exclusivos enfoques que se pueden ver en día:

Primero, por un lado existe la idea que la realidad puede ser comprendida sólo con la razón. Podemos ver, que en la filosofía de Platón, el conocimiento verdadero es el conocimiento de la esencia eterna e inalterable de las cosas, no el mero conocimiento de los fenómenos cambiantes. Es decir, es el conocimiento de las formas, las ideas o los ideales. El equivalente más cercano en el presente sería las así llamadas leyes científicas.
Pero este enfoque solo puede decirnos lo que es, pero no lo que debería ser. En consecuencia, los extraordinarios avances técnicos del presente vienen acompañados de una permisividad moral extrema y debilitadora que apunta con el tiempo a derribar aun los valores y la base cristiana, que aún podamos tener.

El según problema que veo, es que pasa cuando la razón falla, pues fácilmente se abandona y se inicia una búsqueda de la realidad mediante la experiencia emocional. Volviendo al mundo antiguo, con la filosofía griega se hacía lo mismo mediante la participación intensa en los ritos de las religiones. Estas prometían una unión emocional con algún dios, inducida por las luces, la música, el incienso y posiblemente las drogas. En el presente, el mismo enfoque ha aflorado en el culto a las drogas, el redes cubrimiento de las religiones orientales, la meditación trascendental, el movimiento del potencial humano y otras prácticas que supuestamente "expanden la mente".
Pero con esta nueva forma de conocimiento moderno también presenta varios problemas. En primer lugar, la experiencia no es duradera. Es pasajera. Cada intento de comprender la realidad mediante experiencias emocionales promete alguna clase de "éxtasis". Pero este "éxtasis" va seguido inevitablemente de una "depresión", con el problema adicional de que se requiere de un estímulo cada vez más intenso para que se repita la experiencia. Finalmente esto acaba en la autodestrucción o en una desilusión aguda.

Resumiendo entonces, podemos ver que el resultado de esta situación, es la actual crisis en el área del conocimiento, como ya sucedió en la antigüedad. Muchas personas que piensan por sí mismas no saben con honestidad a dónde ir. El enfoque racionalista es impersonal y amoral. El enfoque emocionalista carece de contenido, es pasajero y también con frecuencia inmoral.

Ahora bien, muchos se preguntaran ¿Y es este el final? ¿No existen otras posibilidades? ¿No hay otro enfoque?

Para alivio de muchos, si hay otro enfoque, el enfoque cristiano del conocimiento de las cosas, que justamente es firme, precisamente en aquellos puntos donde los otros dos enfoques son débiles.

La base de este tercer enfoque está en que existe un Dios que ha creado todas las cosas y que da significado a su creación. Es más, podemos conocerle, y esta es una posibilidad excitante y que satisface. Es excitante porque implica la posibilidad de un contacto entre el individuo y Dios, no importa lo insignificante que el individuo pueda aparecerse frente a sus ojos o a los ojos de los demás. Satisface porque es el conocimiento no de una idea o cosa, sino de un Ser supremo, de un Dios santo, poderoso y amoroso que en lo personal, al tener mas conocimiento sobre El, me producirá un profundo cambio en mi forma de pensar y ver las cosas que actualmente vivimos.

Esto es lo que la Biblia quiere decir cuando expresa: "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová" (Pr. 1:7), y "El temor dé Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia" (Pr. 9:10).

Si queremos tomar este enfoque en nuestras vidas, tendremos que saber que la base del conocimiento de Dios es La Biblia. Entonces, paso a paso iremos viendo que ella nos enseña que, conocer a Dios no es meramente conocer a Dios, que no se puede conocer a Dios en forma aislada, ya que algunos conocemos a Dios en su relación con nosotros, pero esto va mas allá, ya que en la Biblia encontraremos que el conocimiento de Dios sólo tiene lugar cuando también tenemos conocimiento de nosotros mismos y de nuestra profunda necesidad espiritual, y cuando va acompañado de la aceptación de la gracia divina para suplir nuestra necesidad mediante la obra redentora de Cristo y la aplicación de dicha obra en nosotros por el Espíritu Santo de Dios. El conocimiento de Dios tiene lugar en un contexto de piedad, adoración y devoción cristianas.

Otro punto importante que tenemos que tomar en cuenta es que La Biblia nos enseña que podemos llegar a tener un conocimiento de Dios no tanto porque nosotros lo busquemos a El, porque realmente no lo buscamos, nunca de nuestra parte haremos eso, sino que es Dios quien nos busca a nosotros con el fin de revelarse a sí mismo a través de Cristo y de las Escrituras.

Quiero colocar un fragmento de lo que el escritor J. I. Packer escribe con respecto a este conocimiento que "conocer a Dios implica, primero, escuchar la Palabra de Dios y recibirla según la interpretación del Espíritu Santo, para poder aplicarla en nuestras vidas; segundo, aprender sobre la naturaleza y el carácter de Dios, como revelado en su Palabra y en sus obras; tercero, aceptar sus invitaciones, y hacer lo que él ordena; cuarto, reconocer y regocijarse en el amor que él ha demostrado al acercarse a nosotros y atraernos a su comunión divina".

Bueno, para finalizar este primer escrito, quiero decirles que seguiré con este tema y que espero realmente sus comentarios sobre este tema expuesto el día de hoy.

Por último quiero dejarle que es mi deseo aprender mas sobre Dios en el sentido bíblico más completo. Jesús nos animó a hacer esto cuando dijo:

"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mt. 11:28-29).

Este es el verdadero conocimiento y sabiduría que quiero llegar a tener.

Dios los bendiga a todos.

martes, 16 de octubre de 2007

Iniciando este espacio...

Hola a todos.

Desde hace ya algún tiempo que tenía el deseo de crear un blog para compartir Notas y Bosquejos sobre Fe y Doctrina Cristiana. Y no es que yo sea un docto en esta materia o tenga muchos conocimientos teológicos, si no por el contrario, busco colocar temas que otros puedan completar y/o profundizar sobre los mismos, y así juntos podamos crecer y aprender más cada día sobre estos temas.

Mucho de lo que escriba en este espacio, seran notas que he tomando de libros, comentarios y sitios web, que hablan de doctrinas cristianas y otros temas, las cuales he estado resumiendo para colocarlo en este blog y pueda luego recibir sus comentarios para aprender tambien de ustedes.

Espero entonces que este sea un espacio en donde todos podamos ir compartiendo más sobre doctrina y temas básicos de nuestra fe Cristiana.

Saludos y que Dios los bendiga.